Autor: Rómulo Gallegos, narrador y político; 1884-1969.
Otras obras: El último Solar [también conocida como Reinaldo Solar], La rebelión, Los inmigrantes, La trepadora, Cantaclaro, Canaima, Pobre negro, El forastero, Sobre la misma tierra, La brizna de paja en el viento, La doncella y el último patriota (novelas); Los aventureros, La rebelión y otros cuentos, Cuentos venezolanos (relatos).
Género y corriente: Novela regionalista.
Estructura: Está dividida en tres partes: las dos primeras constan de 13 capítulos numerados y nominados cada uno; y la última de 15, también numerados y titulados.
Sinopsis: Santos Luzardo, hombre criado en la ciudad, joven, culto y con ideas avanzadas, se dirige a sus posesiones del llano donde había nacido.
Doña Bárbara, que se convertirá en la principal enemiga de Luzardo, lo ha hecho seguir por El Brujeador, su guardaespaldas preferido, que pertenece a la pandilla de El Miedo, nombre de la hacienda de esta mujer.
Estos crueles y a la vez sumisos bandoleros eran los encargados de asesinar a mansalva a cuantos intentaran oponerse a los designios de aquella señora terrible y hombruna.
Doña Bárbara tenía fama de ser una "devoradora de hombres", a quienes hechizaba con brebajes, pues era ducha en brujerías.
En una época anterior, las familias más poderosas de la región, los Luzardo y los Barquero, se desangraban en una lucha sin cuartel disputándose la posesión de la vieja hacienda de Altamira.
Al enviudar, la madre de Santos Luzardo abandona el llano y huye con su hijo a Caracas para educarlo en otro ambiente y evitar así la muerte del único sobreviviente de la familia.
Al morir la señora Luzardo, Santos se propone vender la hacienda e irse a vivir a Europa. Pero, antes, investiga la situación de sus propiedades.
Altamira ya no era la de antaño. Los administradores descuidaban sus tareas y doña Bárbara, la cacica del Arauca, mediante soborno, cohecho, violencia y crímenes, poco a poco se había ido apoderando de la tierra aledaña. Entonces Santos resuelve ir a Altamira para "meterse en aquella tierra a luchar, a defender sus propios derechos y también los ajenos, atropellados por los caciques del llano como doña Bárbara; a luchar contra el desierto, que no dejaba penetrar la civilización [ ... ] Luchar contra doña Bárbara no sería solamente salvar Altamira, sino contribuir a aniquilar para siempre las fuerzas que retardaban la prosperidad de la inmensa llanura del país".
La abusiva mujer había sido "fruto engendrado por la violencia del blanco aventurero en la sombría sensualidad de la india, su origen se perdía en el dramático misterio de las tierras vírgenes." Sus primeros recuerdos se remontaban a su existencia nómada en una piragua de contrabandistas, borrachos y asesinos, donde servía como cocinera; tenía quince años. El único amor que entonces encontró fue el de Asdrúbal, quien le enseñó a leer y escribir; pero el joven murió asesinado. Luego de eso, los contrabandistas se rebelan, dan muerte al capitán de la piragua y violan a la muchacha. El piloto de la nave, un viejo indio que conocía a la madre de la joven, la salva de ser vendida a un turco rico, sádico y leproso. Con él debe seguir vagando por el río, sin encontrar un sitio para ella. Aquel episodio la marcó para siempre.
Dura, maligna, de belleza sensual y ardiente, pero llena de sombrío rencor hacia los hombres, se inicia en las artes diabólicas para inflamarlos de lujuria y aniquilar su voluntad. Este es el ingrediente mágico, autóctono, de toda novela regionalista, y otro de los temas centrales de la obra.
Cierto día, Bárbara conoce a Lorenzo Barquero quien, abandonando todo en Caracas —novia, estudios, sociedad—, había tomado el camino del llano para ir a remediar la tragedia en que se hallaba sumida su familia. Fue un amor salvaje. Bárbara descargará en Barquero todo el odio reprimido y el rencor acumulado contra los hombres. No obstante, tuvieron una hija a quien llamaron Marisela, "pero ella no quiso ni verla y menos aún amamantarla". Él, víctima de aquella mujer insaciable y vuelto una piltrafa humana, borracho y agotado por los brebajes que ella le daba, sale de su propia casa despojado de sus tierras por doña Bárbara, quien con ellas funda la hacienda El Miedo y comienza una nueva vida, en la que seduce a sucesivos pretendientes, los arruina y, si es necesario, los asesina sin miramiento alguno.
A esa fuerza implacable debe enfrentarse Santos Luzardo para recuperar su hacienda. Para colmo de males, Balbino Paiba, bandido y amante de doña Bárbara, es el mayordomo de Altamira. Al ver el estado de la hacienda, Luzardo se queda. Su terrible vecina cambia su ropa varonil por una más femenina y se propone conquistarlo.
Santos visita a Lorenzo Barquero y conoce a Marisela, abandonada a la miseria junto con su padre. El joven advierte la belleza de la muchacha y le habla con cariño. Ella siente despertar un sentimiento desconocido.
Santos avisa su propósito de cercar sus tierras, tanto a doña Bárbara como a míster Danger, un norteamericano soberbio e insolente. El yanqui se opone. Su historia también es turbia. Llegó al llano y ocupó por la fuerza las tierras que habían sido de los Barquero. Doña Bárbara no lo echa porque él había sido testigo de la muerte de uno de sus amantes.
Para ponerlos a salvo de la influencia del gringo, Santos lleva a Marisela y a Lorenzo a su casa de Altamira. Los celos de doña Bárbara aumentan; Marisela se entera de que su madre piensa embrujar a Santos y se le enfrenta. Él interviene y nada sucede.
Uno de los peones más fieles de Luzardo aparece muerto. Doña Bárbara sospecha de Balbino Paiba y, cuando tenga pruebas de su culpabilidad, planea entregarlo a Santos para ganarse la confianza de éste; pero él la cree culpable y le declara la guerra.
Mientras tanto, Marisela se marcha de la hacienda de Santos porque está enamorada de él y piensa que aspirar a su amor es pretender un imposible. Al mismo tiempo, se siente triste y angustiada por la salud de su padre y quiere encargarse de curarlo; pero don Lorenzo muere sin que ella pueda evitarlo.
Los acontecimientos se precipitan a partir de este momento. Santos es emboscado por el Brujeador, pero aquél le da muerte. Doña Bárbara, en otra muestra de respeto por Luzardo y tratando de granjearse su adhesión, culpa a Balbino Paiba y lo hace matar.
Santos Luzardo, seguro ya de sus sentimientos, propone matrimonio a Marisela. Doña Bárbara, despechada, no se da por vencida; llena de intenciones siniestras monta a caballo y se encamina a Altamira. Va decidida a matar a su hija, pero en el último momento le faltan las fuerzas, se arrepiente y baja el arma. "Un sentimiento, maternal, desconocido hasta entonces, tomó cuerpo en ella."
A la mañana siguiente, doña Bárbara envejecida, absorta, sombría, al paso sosegado de su caballo se aleja para siempre de El Miedo.
Así, en forma vaga, sin que nadie sepa dónde se ha marchado, desaparece la cacica del Arauca.
La dramática historia del enfrentamiento entre civilización y barbarie termina con la victoria idealizada del bien sobre el mal.
Doña Bárbara es la obra cumbre de Rómulo Gallegos, la cual lo consagró en 1929 como un excelente escritor continental.
Fue el primero en lograr una novela perfecta y vasta. Empleando sólo elementos típicamente venezolanos para su elaboración, elevó la literatura latinoamericana a una altura similar a la europea.
Múltiples son los valores de esta obra: estructura adecuada, prosa que denota a un verdadero maestro en el género, agudeza psicológica para la creación de personajes, sensibilidad para descubrir y transmitir la poesía del paisaje sin desvirtuar el apego a la realidad. La suma de todas estas cualidades literarias es más que suficiente para explicar y justificar el prestigio de que goza esta novela.