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martes, octubre 12, 2010

RAYO DE LUNA

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Autor: Gustavo Adolfo Bécquer, nombre literario del poeta español Gustavo Adolfo Domínguez Bastida Bécquer; 1836-1870. Otras obras: Rimas (poesía); Cartas literarias a una mujer, Cartas desde mi celda (narraciones); El miserere, La cruz del diablo, El monte de las ánimas, La corza blanca, Los ojos verdes, La cueva de la mora La ajorca de oro (leyendas).
Género y corriente: Leyenda romántica en prosa. Ésta es una de las más conocidas y de mayor calidad literaria del autor. Destaca por su prosa poética, cuyo contenido narrativo tiene inspiración medieval y queda envuelto en una atmósfera lírica.
Estructura: Está dividida en seis partes muy breves.
Sinopsis: Manrique es un joven noble, soñador, imaginativo, amante de la soledad, que vive en un castillo de Soria. Una clara noche de verano, mientras se paseaba solitario por una oscura alameda entre las ruinas de un convento, vio una forma blanca agitándose y flotando un instante entre las ramas del boscaje, pero desaparece cuando corre el joven hacia ella.
Manrique piensa que se trata, sin duda, de una bella desconocida, la mujer ideal que siempre había buscado.
Una y otra vez aparece y desaparece la fantasmagórica figura ante el asombro y desesperación del joven, que toda la noche inútilmente la persigue como un loco.
Dos meses pasa buscando en vano a la mujer blanca y esbelta de sus sueños, a quien ya amaba con un sentimiento creciente, fruto de sus quiméricas fantasías.
Cierta noche, cuando la luna brillaba en lo más alto del cielo, Manrique cree ver de nuevo, al fondo de la alameda, flotar un instante y desaparecer el extremo del traje blanco de aquella mujer esquiva que ya amaba con locura, sin importarle nombre ni alcurnia.
El joven en seguida corre en su busca. Llega al sitio donde ha creído verla. Se detiene, mira espantado el suelo, un temblor nervioso se apodera de él y, finalmente, estalla en una horrible carcajada. Aquel ser blanco, ligero, flotante, es un rayo de luna que se filtra, a intervalos por entre el follaje cuando el viento mueve las ramas de los árboles e ilumina a ratos el sendero.
Han pasado algunos años. Manrique, melancólico en su castillo, desprecia todos los placeres mundanos. Ya nada le importa en la vida, ni el amor, la gloria, las mujeres, la felicidad, pues para él todo es mentira, "fantasmas vanos de nuestra imaginación, a los cuales amamos y tras los que corremos, para encontrar finalmente tan sólo un rayo de luna".
Esta leyenda reúne todos los elementos que caracterizan al romanticismo: paisaje nocturno, intimista, subjetivo; soledad, contrastes de luz y sombra, misterio, sensibilidad, belleza, amor inalcanzable.
La acción es lo menos importante en las leyendas de Bécquer. Esto es porque aunque los temas son sugestivos, interesa más el ambiente de irrealidad que los envuelve.
Los personajes de Bécquer son etéreos, el tiempo y el lugar son vagos e imprecisos, y los relatos están narrados en una prosa tan poética que "cada una de sus leyendas vale por un poema".