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martes, abril 26, 2011

CARTAS A UN JOVEN POETA

CARTAS A UN JOVEN POETA.docx

Autor: Rainer María Rilke, novelista y poeta nacido en Praga; 1875-1926.
Otras obras: Vida, y canciones, Canto de amor y muerte del corneta Cristóbal Rilke, Libro de las imágenes, Libro de las horas, Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, Elegías de Duino, Sonetos de Orfeo, etcétera.
Género y corriente: Literatura epistolar.
Estructura: Consta de 10 cartas.
Sinopsis: El joven Franz Xaver Kappus, poeta incipiente y alumno de la escuela militar donde antes había estudiado el propio Rilke, un día envía a éste algunas de sus poesías pidiendo su opinión sobre ellas y su vocación. Rilke contestó y así nacieron estas famosas y bellísimas cartas de inestimable contenido espiritual, separadas del epistolario particular del autor y publicadas después de su muerte en 1929. Varios temas aborda Rilke en ellas: la poesía y la creación literaria, la crítica, la naturaleza y la humildad frente a su misterio, la soledad, el mundo interior, Dios, el amor, la muerte, la profunda armonía de la vida y, en fin, el arte en general.
Cuando un poeta crea —afirma Rilke— no debe preguntar a los demás si sus versos son buenos o no; más bien debe penetrar en si mismo e indagar de dónde nace esa vocación: si su inclinación es producto de una necesidad interior, sus poesías desde luego serán buenas y deberá seguir escribiendo; pero si el hecho de escribir está condicionado a situaciones externas a él —como la vanidad, la crítica, los amigos, los lectores—, entonces, cualquier cosa que produzca seguramente no será de calidad.
Una obra de arte es buena sólo cuando nace de la necesidad. El que pretende convertirse en un buen poeta debe preguntarse primero si podría vivir sin escribir; si la respuesta es sí, mejor debe abandonar su empeño y dedicarse a otra cosa. Si la respuesta fuera "moriría si dejara de hacerlo", entonces debe seguir ese camino; he ahí su verdadera vocación. Ya en ella, debe abandonar toda otra cosa y construir su vida alrededor de ese único eje, la vocación- Si sigue estos lineamientos, no debe temer ni confiar en ninguna crítica; ésta siempre es incapaz de juzgar algo tan inefable como la creación poética.
En relación con ello está el tema de la soledad: el poeta no debe evitarla, sólo amándola sin reservas y sumergiéndose completamente en ella encontrará la verdadera fuente de inspiración para su obra. La atenta observación de la naturaleza —declara Rilke— es otro sabio aprendizaje. Frente a ella y sus misterios sólo cuadra una gran reverencia. Además, quien la ama y se impregna de ella nunca está solo. Penetrar en el propio mundo interior es otra clave que el verdadero creador debe aprender; solamente haciendo esto podrá madurar, crecer espiritualmente; en ese lugar el tiempo no cuenta, esperando con paciencia y humildad, en él hallaremos el nacimiento de una nueva luz enriquecedora de la obra de arte.
En esta obra de gran profundidad reflexiva afirma Rilke, su creador, que: "Es necesario vivir en celo, crear en celo". Para él, la vida creativa está demasiado cerca del amor y de la vida sexual: tiene sus mismos sufrimientos, voluptuosidades, angustias, dudas, obsesiones, deseos, insatisfacciones y dichas dolorosas. Solamente el amor y la creación proporcionan un profundo conocimiento de la vida, un conocimiento universal; tan sólo a través de ellos se puede llegar a Dios. Así como debemos estar solos para crecer y estamos solos frente a la muerte, debemos estar solos para crear y para encontrar a Dios. Nadie nos puede socorrer para esta maduración.
La honda espiritualidad emanada de estas cartas las hizo célebres en todo el mundo.